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Financiamiento de startups: El dilema de la supernova

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Levantamiento de Capital
Staff
Toda startup busca levantar capital para llevar su negocio al siguiente nivel. Pero no siempre es el momento en el que realmente lo necesita.
Por: Vicente Pavani | Fundraising Manager
27 · 04 · 2022
8 min

 

 

¿Qué tienen en común una supernova y Adam Neumann? Pero quizás antes de eso incluso te preguntas ¿Quién rayos es Adam Neumann? Bueno, si aún no has visto el último hit de Apple TV+ y no eres fan de venerar a los founders, te cuento que este personaje es el polémico ex CEO de WeWork.

 

Fue su esposa, Rebeka Neumann, quién le habría concedido el calificativo de supernova para describir, imaginamos, su fuerza y energía arrolladora. Ahora bien, no tengo como dar fe de que ello es así. Me limito a citar como Anne Hathaway denomina a Jared Leto (“you’re a supernova”), quienes interpretan a Rebeka y Adam, respectivamente, en la serie de Apple TV+, WeCrashed. 

 

Se trata de un drama que narra audiovisualmente el inicio, el desarrollo y, bueno (spoiler alert. Kind of), desplome de Adam Neumann como emblema del ímpetu arrollador, expansivo, storyteller innato/a, con el cual se asocia a todo emprendedor/a. Como buen drama de streaming, hay una buena cuota de licencia artística. Se retratan los excesos financieros y emocionales con elevados niveles de hipérbole. Con todo, la sustancia no cambia. La historia de WeWork hasta la ‘caída’ de Adam representa una parábola de cómo no se deben llevar las riendas de una startup con pretensiones de romper esquemas y convertirse en un negocio exitoso y sostenible

 

El caso de WeWork resulta especialmente ilustrativo atendido el contexto de mega valorizaciones de startups que caracterizó al 2021. El clímax de la historia de la compañía que ofrece espacios de trabajo compartido se produce cuando Softbank, de mano de Masayoshi Son, eleva la valorización de WeWork hasta la astronómica suma de 47 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, la compañía quemaba, como si de un lanzallamas se tratase, 219 mil dólares por hora. ¿Con qué objetivo? De acuerdo con Adam, crecer, crecer y, bueno, crecer (no solo en espacios de oficina compartida, sino que también en nuevas líneas de negocio: WeBike, WeFly, WeGrow, WE…you name it).

 

Sin lugar a dudas, una ronda de 5 millones de dólares genera más ruido que una ronda de 300 mil dólares. Pero, ¿es ruido lo que necesita tu proyecto?

La parábola resalta con nitidez. No importa cuán ardiente esté el mercado, la valorización de una startup no es, no ha sido y, probablemente, no será el predictor óptimo del éxito del negocio. ¿La razón? Valorar una startup es una tarea difícil de acometer. En principio, las variables más relevantes son el equipo, la industria, y la geografía. (El caso de Adam, bueno, fue no tanto el equipo, sino que él mismo. Poco de ‘We’ y mucho de ‘Me’.) En suma, es más intuición cualitativa que certeza cuantitativa

 

Lo anterior implica que, al momento de afrontar un proceso de fundraising, particularmente para startups en etapas tempranas, el objetivo no debe ser alcanzar una valorización determinada. Mucho menos aspirar a alcanzar la valorización media del momento o incluso superarla. Lo esencial es definir con la mayor precisión posible el monto que se necesita levantar para acometer y materializar las actividades de desarrollo de mercado de tu negocio, y lograr el esquivo product-market fit. La valorización será el corolario de lo anterior. 

 

Sin lugar a dudas, una ronda de 5 millones de dólares genera más ruido que una ronda de 300 mil dólares. Pero, ¿es ruido lo que necesita tu proyecto? Probablemente no. Si esos 300 mil dólares se ajustan a un plan consistente de desarrollo de producto; generación de un modelo escalable, repetible, y sostenible de ingresos; conformación de equipo y, de paso, abren las puertas hacia el siguiente nivel de madurez del proyecto, bienvenido sea. La ronda en sí misma es accesoria. El monto, por tanto, también. Lo sustantivo es la propuesta de valor, y cómo ésta se afina en forma incremental utilizando los recursos necesarios para ello.

 

Volviendo a la pregunta inicial, entonces, ¿qué es una supernova? Una estrella que ha alcanzado el ocaso de su existencia. Una explosión de energía que resulta del agotamiento de su núcleo (Astronomía 101, à la carte). En términos más literarios, podría decirse que es el remanente de un fulgor pasado; de una fuerza deslumbrante que, por desgracia, ha llegado a su fin. Eso fue, precisamente, Adam Neumann. 

 

Que tu proyecto no devenga una supernova persiguiendo con ansias valorizaciones astronómicas, pues tarde o temprano solo quedará el recuerdo de su magnífica explosión.