Venture Capital: “Viento a favor”

Imagina que estás en un bote, tu lugar de destino está lejos y hay otros botes que compiten por llegar al mismo lugar. Pero tú quieres ser el primero, el mejor. El viento desde que iniciaste la aventura ha sido tenue, a ratos has podido apoyarte con una vela que le da más velocidad al viaje pero en gran parte del trayecto has tenido que remar por horas. Fast-forward 6 meses después y hay viento incesante, más de lo que creíste posible, se rumorea que “nunca ha habido mejor momento para navegar”… 

Sólo en la primera mitad de 2021 la inversión de Venture Capital en Latam duplicó la suma de todo 2020, con valoraciones de compañías en etapa temprana en niveles récord históricos. Muchos han dicho “Mejor momento para emprender” y otros “mejor momento para levantar capital”.

Veámoslo desde la perspectiva del emprendedor. En el lado positivo, más inversionistas y capital disponible traen consigo un alza en las valoraciones – es decir, un costo de capital más bajo. Con esto, es esperable menor dilución con cada levantamiento de capital lo que permite que no solo founders, sino que también miembros del equipo puedan retener un porcentaje de la compañía para mantenerse motivados. Otro aspecto positivo es que se abre el potencial (y ojalá así sea) de apoyar un pool más diversificado de emprendedores creando, en el mediano o largo plazo, un ecosistema más enriquecido.

¿Qué puede salir mal? Pues, la verdad, muchas cosas. Mayor inyección de capital en startups aplica para todo el ecosistema, es decir, todos los botes tienen a su disposición más viento. Llegar primero que los demás a destino va a requerir tomar no sólo buenas decisiones sino que hacerlo rápido, sin perder de vista que el trayecto es largo y debo poder mantenerme a flote. 

Afortunadamente, en la vida de una startup a diferencia de navegar en un bote, puedes manejar cómo y cuándo usar “tu viento”. La ineficiencia de gasto de capital es un riesgo latente cuando hay abundancia, te invito a pensar qué tan eficiente estás siendo con estos 3 tips:

1. Mide: En lo posible, parte por medir que tu startup “hace lo que hace” (suena a juego de palabras, lo sé). Por ejemplo “más rápido que”, “aumenta ingresos”, etc. Otras métricas valiosas son los unit economics (ejs: número de clientes/usuarios, costo de adquisición por cliente, lifetime value, churn, net dollar retention o los que apliquen). No sólo mide de forma estática sino que sigue de cerca su evolución, poniendo atención a las alzas o bajas y busca respuestas. 
2. Prioriza: Con las métricas anteriores puedes saber el status de tu operación. La separación más básica es hacer 2 grupos – corregir vs potenciar. Por ejemplo, si sólo nos concentramos en hacer crecer el número de clientes pero dejamos de lado la tasa de abandono (churn), serán esfuerzos infructuosos en el neto y capital malgastado. Sería más razonable invertir en adquirir nuevos clientes con gasto en marketing al mismo tiempo que en atención al cliente, o mejoras en la plataforma que históricamente han causado que se fuguen clientes a la competencia.
3. Actúa: Ya mediste y priorizaste, ahora sólo te queda actuar con convicción (y volver al paso 1).

Medir, priorizar, actuar. Tener esto internalizado dentro de la compañía en sus múltiples niveles permite adecuarse con mayor facilidad a los cambios de escenario que puedan venir en el futuro y construir una base (bote) sólida. Un solo hoyo en el bote, apenas baje el viento, podría causar un naufragio.